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viernes, 30 de noviembre de 2007

de nuevo...

Daria: Bueno, mañana nos vemos... de pingüinas.
Daniela: Si po...
Ambas: ...por última vez.

Guau.

Así me quedé desde que la Daniela se bajó en la estación Departamental hasta que yo me bajé en El Parrón. Comencé como a medio asimilar lo que ya,
supuestamente, tenía medio asimilado. Y si suena complicado es justamente porque así es. No se si estoy (o estaba, hasta esa conversación) consciente de lo que estoy viviendo.
Mis amigas no me creen cuando les digo que no siento nada, que no puedo llorar o hacer dedicatorias porque no siento tristeza de lo que a principios de año me atormentaba, pero es verdad. No he podido emocionarme más allá del típico y superficial "ohh..." tiernucho con su inclinación de cabeza correspondiente, y siento que en realidad "quiero" llorar y estar triste pero no puedo, y la única explicación para este ilógico comportamiento es que no tengo asumido lo que estoy pasando. Explicación que me deja igual o peor que cuando no tenía una.
Quiero escribir, "irme en la volá" ahora y liberar un poco lo que pienso, para estar más tranquila, pero no puedo, porque no entiendo un carajo de lo que pienso. (Esta es la explicación-excusa de porqué este "texto" está tan horrible, por cierto)
Lo único que puedo pensar con claridad es lo que me hizo decidirme a escribir, que es referente a la mini-conversación con la Daniela, que en realidad fue una despedida. Despedida tanto del momento, porque ella se bajaba del tren, y despedida en serio, despedida de todo cual final de cuento sin final. Y tal como funciona la deslumbrante mente humana, hace pocos minutos partí de ese instante hacia atrás para recordar como llegué a ese punto, y me encontré con algo que no tenía planeado recordar, ya que pasó hace algún tiempo.
Una vez, en el liceo, no me acuerdo si en recreo, colación o capeando clases, estabamos como acostumbramos con mis amigas tiradas, literalmente, en el patio techado hablando de cualquier cosa, que no me acuerdo ni importa ahora. Lo que si importa es que frente a esto, la Daniela dijo algo que (no se si le pongo mucho color o en realidad es así) le salió del alma. No podría decir la frase con comillas, porque no la recuerdo exactamente, pero fue algo como que extrañaba nuestras conversaciones de antes, como que antes hablabamos cosas más inteligentes o que por lo menos cambiabamos opiniones de verdad. En resumen, se quejó abiertamente de la superficialidad que habían tomado nuestros diálogos. Me acuerdo que todas (en especial la Pochy y yo) le respondimos rápidamente que "na ke ver", que siempre hablabamos tonteras y que no habíamos cambiado nada. La Daniela intentó responder como "No es que antes.... aahh no importa, chao" y se acabó el tema. Se acabó porque nadie más lo siguió, pero podría jurar que ese pequeño desahogo espontáneo, tan raro en la Daniela, fué un "golpe bajo" para todas.
Hoy, después de horas de haberme despedido de la Daniela en el metro, en mi casa, como hace 20 minutos, me di cuenta de que cuando ibamos caminando por el andén, (hablando de que el dinero invertido en esos buzones de viejo pascuero para los regalos de una fundación de niños podría usarse para la misma fundación y hacer una publicidad más atractiva y barata) fue una conversación como las de antes, cuando yo entremedio de la conversación pensaba "que bakán poder hablar así de cualquier tema con mis amigas", sintiendome a gusto discutiendo con ellas, porque después de cada conversación, por muy ridículo que fuera el tema, me quedaba "algo", ese algo que supuestamente se debe ganar con la interacción con otras personas. A estas conversaciones, meses después me doy cuenta, se refería ella.

Hoy, en cierta medida, lo logró. Tuvo de vuelta una "muestra gratis" de lo que solían ser nuestras conversaciones y la cerró con broche de oro con esa despedida. Le puso final al cuento de manera tan siemple pero tan precisa que estoy casi segura que ni se dio cuenta, la muy pastel.
Siempre para todas la opinión de esta cabra chica (si, es menor que yo por meses, y más baja, je), ha sido un cable a tierra, y sus frases vienen casi siempre acompañadas de unos cuantos "chanes". En realidad, era bastante obvio que tenia razón, solo había que pensar un poco.
Gracias por pegarme el pape, etumare.



Holy shit, Daniela!!!, otra vez, teniai razón.



(Oh, you damn bitch!!!)